COCHAMÓ: EL TESORO DEL SUR

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Si el paraíso existe debe ser muy pero muy parecido a esto. Y por si no fuera suficiente, un río de aguas cristalinas con tonos turquesa…

Son 13 kilómetros que separan el ingreso al parque del sector de la Junta. 13 kilómetros de un muy marcado pero trabajoso sendero, entre canalones de barro, raíces, troncos caídos, quilas, helechos, puentes y cruces de río. Todo en medio de un bosque valdiviano siempre verde que impide la entrada de los rayos del sol.

Pero después de esas 4 (o más) fatigosas horas de caminata río arriba, bien vale la pena la recompensa.

Llegando al sector de Camping La Junta, se abre para el visitante una amplia pampa de pasto verde (a ambas riberas del río) rodeado de hermosos bosques de alerce, mañío, tepas, arrayanes y coigues, los que a su vez suben por las empinadas laderas flanqueando enormes paredes verticales de granito, las que finalizan cientos de metros más arriba en un cielo azul profundo, adornado de blancas nubes. Mientras una suave brisa tibia con intenso aroma a campo ingresa a sus pulmones y embriagan sus sentidos.

Si el paraíso existe debe ser muy pero muy parecido a esto. Y por si no fuera suficiente, un río de aguas cristalinas con tonos turquesa, baja por unas tumbadas paredes de granito, formando un tobogán natural que terminan en un pozón que el mismo río forma ahí y en otros sectores también. Ideal para refrescarse y divertirse por un buen rato.

Por ello, el Valle de Cochamó es sin duda alguna el tesoro mejor guardado del sur de Chile. Para aventureros, campistas, trekkeros y obviamente para los más avesados escaladores (de todas las categorías) que han encontrado acá una verdadera ciudad de los césares. Parajes de una belleza impresionante e infinidad de rutas de escalada (tanto deportivas como tradicional), senderos, miradores, anfiteatros naturales. Todo para encantar hasta el más exigente turista. El Valle no se queda corto en nada. No en vano algunos han osado llamarlo el Yosemite de América del Sur (a menor escala por supuesto).

Geográficamente comienza al fondo del estuario de Reloncaví, a escasos kilómetros del poblado de Cochamó (Región de Los Lagos – Capital Puerto Montt). Son casi 6 kilómetros por un camino de autos ingresando desde la desembocadura del río homónimo que te lleva al sector llamado “Campo Base”. Ahí se ubica el ingreso a este parque privado y administrado por una fundación integrada por vecinos y gente afín, que desean mantener prístino y bien conservado este idílico emplazamiento.

El valle comenzó a hacerse conocido a finales de los noventa y me atrevo a decir que ahora se encuentra en su apogeo. Si usted ya lo conoce seguro que volverá. Y si usted aún no se ha aventurado por estos lares, no se qué está esperando. Aún queda verano.

Tips:

  • Documentarse bien sobre las alternativas de camping tanto en el sector de ingreso al parque como en el sector de La Junta. Recomendado reservar con antelación.
  • Debido al clima de bosque templado lluvioso llevar la mejor indumentaria de camping. Zapatos de trekking de caña alta y bastones serán sus mejores compañeros. También para el cruce del río entre redondeadas y pulidas piedras unas zandalias o crocs le serán muy útiles.
  • Los senderos son de variada exigencia pero algunos poseen pasadas empinas y expuestas a caída. Todos ellos están equipados con cuerdas – pasamanos y debidamente señalizados. Pero no se aventure en los senderos que revisten peligro si no tiene la experiencia suficiente o sufre de vértigo (sobre todo después de una intensa lluvia).
  • Llevar su comida pues arriba solo existe limitada posibilidad de comprar pan amasado y huevos.
  • Para los más escrupulosos ojo que los baños de camping son letrinas (relativamente limpias) y ducha de agua fría.
  • Si está muy motivado y no posee el mejor estado físico puede arrendar caballos para usted y/o su carga.
  • Vea el pronóstico del tiempo sobre todo si no va en época estival. Desconozco si el parque está abierto en invierno, pero seguro que allá arriba cae mucha nieve.

Abrazos de cumbre
Rodrigo Echeverría B.

Créditos fotos: Rodrigo Echeverría y Daniela Palma